martes, 26 de marzo de 2013

5- Gimme Gimme.


Fue exactamente a las seis y un minuto cuando llamaron con unos repetidos golpes a la puerta de mi casa. 
Me encontraba ya vestida con un simple vestido color crema, unos zapatos sin mucho tacón (debido a la experiencia de Bea), el cabello largo recogido y bien maquillada. 
-Hola Paul -sonreí al verle, con su traje con chaqueta marrón de cuello cerrado. No pude evitar fijarme en todo su conjunto y sonreír al mismo tiempo, aunque parecía que a él le pasó lo mismo.
-Hola, estás perfecta -sonrió mirándome de nuevo de arriba a abajo. 
-Y tú. la verdad es que vas genial, para que negarlo. -Me reí, una risa natural de las que te dan orgullo, aunque en ese momento no sabía si reírme, avergonzarme por estar tan nerviosa, o directamente pasar de todo y que el camino se ponga solo. 
-Gracias -Su sonrisa me  llamó la atención.- ¿Lista para la aventura?.
-¿Aventura? -me atreví a preguntar- ¿A dónde me llevas?
-No es nada del otro mundo- dijo cogiéndome la mano, lo cual me causó como su sonrisa, miles de escalofríos- vamos que si no nos quitan la mesa- Decía riéndose, como si hubiera echo alguna broma que sólo el entendiera. 
-No lo entiendo -me reí pero aún así le seguí. 
-Cosas mías -me abrió la puerta del coche que que subiera en él, y luego a paso ligero llegó a la del conductor para meterse él. 
-Entendido- dije ya cuando estábamos los dos en el auto- ¿voy bien para ese lugar?
-Vas genial. -Se lo agradecí con la mirada y sonreí. 
-¿A dónde vamos? -pregunté.
-A un sitio no muy lejos de aquí -decía conduciendo. 
-Genial. -Le miré atenta a sus gestos mientras que conducía, a la dirección de su mirada, a las curvas de sus labios.
-¿Qué miras tanto? -Dijo ya cuando estábamos aparcando el coche.
-Tú perfil, es perfecto. -Me reí ante la tontería que había dicho. 
-Gracias, si quieres te lo regalo -me guiñó un ojo.
-Por favor -respondí y miré a mi alrededor. Se encontraba un gran jardín de color verde por la flora en él, y delante una enorme casa de dos plantas. -¿Una casa? 
-No es una casa cualquiera -Sonrió mientras que abría la puerta desde el porche de la entrada- es la casa Beatle. 
-¿Tú casa? -miré más detenidamente a mi alrededor, cada sombra, casa árbol, cada flor madura y la que nacería. 
-La casa de los chicos y yo. -Me miró- Vamos a entrar. 
-Claro, te sigo. -Me cogió de la mano y abrió fácilmente la puerta de la casa -aquí es- dijo mostrando el vestíbulo grande cubierto de papel de pared. 
-Es preciosa -miré todos los detalles- ¿y los demás?
-No se donde están -dijo entrando en otra habitación, lo que resultó ser el salón donde se colocaba la televisión, unos sillones, unas estanterías, guitarras, escritorios llenos de papeles. Me fijé en todo, deseando encontrar más cosas que me definieran su vida -Está un poco desordenado -se quejó- con los chicos es imposible tenerlo mejor. 
-No importa, es bonita igual -sonreí y me devolvió la sonrisa. 
-Gracias, la verdad es que no pensamos mucho en la decoración -dijo pensando- nos daba igual como estuviese. 
-¡CHICOS! -gritó de repente. 
-¡Hola! -Tal y como Paul dejó de gritar apareció un chico castaño, con el cabello algo desordenado pero despreocupado bajando por las escaleras. Nos saludaba con una sonrisa y su rostro me recordó a John. Era John. 
-Hola John -le respondió Paul- ¿te acuerdas de Mary?
-La amiga de Beatrice, como no -sonrió- ¿y ella?. -¿Acaso sus ojos cambiaron de intensidad de brillo?.
-En su casa, recuperándose de un golpe -dije pensando en lo que me dijo ayer. 
-¿De un golpe? -preguntó Paul extrañado. 
-Si bueno... le presté mis tacones e hicimos una carrera y se cayó -expliqué recordando la escena. 
-Me habría gustado verlas.. -dijo Paul riéndose.
-¡Pobre! -saltó John- Y.. ¿Dónde está su casa? -Dijo John, con un toque de interés, un toque solo no, mejor con bastante interés. ¡Ja! Le interesaba Bea. 
-No se si debería decírtelo -me acordé de la amenaza que me había echo Bea- ¿qué hago Paul?
-¿Por qué no se lo puedes contar? -Dijo intentando ayudar a John con una mirada conflictiva.
-Y a mi -corroboró John.
-Pues.. ella me lo prohibió -Dije exactamente lo que pasaba.
-¿Qué te lo prohibió? -se extrañó Paul.
-Si, exacto -dije algo intimidada por la mirada de los dos chicos.
-¿Por? -quiso saber John.
-Quiere saber si le interesas -respondí.
-¡Claro que me interesa! ¡Dame la dirección! 
-John, no seas tan galán -comentó Paul riéndose- si se está recuperando no podrá hacer nada 1313
-No quiero eso guarro, sólo contigo ;) -Eso no lo entendí muy bien. 
-Ooh Johnny Boy -le siguió el juego. 
-Eh... yo.. -dije algo asustada por el comportamiento que tenían los chicos.
-Paulie, cuéntale de nosotros -dijo John.
-No te preocupes, es una de nuestras bromas -me aclaró Paul con su voz serena.
-Oh.. menos mal, creí que.. 
-¿Con él? ¡NO! -Dijo John.
-¡En la vida! -le siguió Paul riéndose.
-Dios que susto -comenté suspirando.
-No te preocupes, solo soy tuyo -Dijo Paul provocando algunos colorados en mis mejillas. 
-¡Qué tierno! -Exclamó John- Ahora su dirección- me exigió. Pensé en no dársela pero ¿qué mal podría suceder?. 
- Has conseguido lo que quieres Lennon -dijo Paul cuando terminé de dársela. 
-¡Si! -John corrió hacia el coche y se fue. Me sorprendió el interés que tenía el chico, lo rápido que había marchado y lo rápido que podría cambiar el día de mi amiga en cuestión de minutos.
-¿Es siempre así? -pregunté sonriente. 
-No -Comentó Paul extrañado- John normalmente es más pasota aunque un bromista que suele joderme las citas que tengo en casa. 
-Oh bueno, cambiará por ella.. o no -sonreí y more la casa. 

Me encontraba tumbada en el pequeño sillón que tenía en mi pequeño salón, leyendo uno de mis libros favoritos, Peter Pan. Sonó unos golpes tras la puerta e intenté abrirla sin levantarme, no llegaba. Tuve que levantarme al final, algo floja hacia la puerta para poder abrirla, cuando me encontré a John en el rellano, sonriendo y mirándome desde las raíces de mis pelos hasta mis pies cubiertos con calcetines viejos. 
-Hola -dijo sonriendo detrás de la puerta. 

-Sería raro ver a Lennon cambiado por una chica -pensó en voz alta- pero ahora no importa eso ¿seguimos con la cita?  -Me preguntó Paul.
-Si -sonreí y dejé que me guisase por la casa.  Me llevó hacia la parte trasera de la casa mediante una puerta corrediza de cristal que daba a un jardín, no era enormemente grande, pero era suficientemente extenso como para tener varias plantas y algunos árboles, donde, en uno de ellos con las ramas caídas por no haber talado, crecido al natural, se encontraba una manta típica de cuadros roja y blanca con una cesta de mimbre, la típica cesta de picnic.
-Paul, es perfecto. -Sonreí y besé su mejilla. 
-Es un sitio bastante relajante, aquí es donde me siento mejor ¿no te parece? -Me preguntó Paul llevándome al mantel para sentarnos uno al lado del otro.
-Si, es precioso -dije al sentarme. 
-Eso está claro si estás tú iluminándolo con tu hermosa sonrisa. -Dijo sonriéndome. 

-¿John? -dije totalmente extrañada. Estaba pensando en mi mente unas cuantas maneras de matar a Mary. 
-Hola Beatrice, ¿cómo estás? -decía sonriendo. 
-Estoy.. bien -Se me escapó a mi también una sonrisa- ¿qué-e haces aquí?
-Quería verte -me miró a los ojos y volvió a sonreír- echaba de menos esos ojos brillantes.-
Seguía sorprendida por su presencia, sorprendida por su modo de sonreír y sorprendida por que empezara a decir tonterías sobre mis ojos. -¿Cómo has sabido dónde encontrarme? -sabía la respuesta. 

-Paul.. -me sonrojé- no seas exagerado.
-Te juro que no exagero ni un poquito. 
-Siéntate anda -dije jalando de su mano para que se sentara a mi lado. 
-Vale, vale, no me vayas a lesionar como a Beatrice. -Se rió ante su broma. Bajé la mirada y comenté -Yo no quería.. -como disculpa. 
-No me has echo daño -me interrumpió- solo era una broma. Abramos la cesta ¿vale?
-Lo mío también ;) Ábrela -le pedí cuando lo besé en la mejilla.  Se quedó algo atontado, y luego asintió abriendo la cesta. 
En ella lo primero que encontramos fue una rosa roja, la cual me ofreció. -Como se suele decir, una rosa para otra rosa, aunque comparado contigo la rosa es un enorme gusano gris. 
-¡Qué asco! -me reí.
-Después de eso no querrás probar los espaguetis u___u
-¡Si! ¡Si! ¡Dame! -sonreí. 


-Pues.. me lo dijo Mary, pero porque yo le pregunté -la defendió descaradamente.
-No se puede mantener una dirección escondida, ya está comprobado -me reí- ¿quieres entrar o nos vamos a quedar en el rellano charlando? 
-Mejor entro, puede aparecer una fan y no quiero que me quite la ropa aquí en medio -dijo riéndose.
-No creo que yo le dejara. -Cerré la puerta en el momento que entró al apartamento, como siempre, desordenado. 
-¿Celosa? -Me miró riéndose. 
-¿Celosa yo? Por favor.. solo que querría salvarte la vida, para que no cogieras frío. 
-Si claro -se rió de nuevo- me gusta que seas celosa. -No se si su plan era ese, si se creía que hacía lo correcto, pero de la nada puso una de sus manos en mi trasero. Lo dejé pasar algo confundida.
-Te he dicho que no soy celosa -volví a decir- nunca lo he sido y no voy a empezar ahora, no puedo estar celosa con alguien que no es mío.
-Podría serlo, o no, John Lennon es libre -besó mi mejilla, también lo dejé pasar- deja que te ayude.
-No quiero tu ayuda, estoy bien. -Empecé a andar, pero claramente se veía como cojeaba por el dolor. -¿Lo ves? -sonreí.
-Ven, anda -Me cargó en sus brazos y me sentó en el sofá. No lo detuve pues tenía más fuerza que yo y era inútil -así mejor.
-No necesito que me trasladen como a sacos de patata- dije como una niña enfurecida.
-Quejica- se sentó a mi lado en el pequeño sillón, donde apenas cabíamos los dos. 


-O___O Así que te gustan los espaguetis -dijo sacando la bandeja envuelta en plástico para no derramar ni un solo espaguetti.
-Demasiado *-* -respondí.
-Pues aquí están -dijo ofreciéndome un plato y sirviéndolos en él - Receta McCartney, bueno, también algo de Harrison. 
-¡Genial! ¡Tienen una pinta deliciosa! 
-Pretendía que te gustaran -decía con orgullo.
-Oh.. -le besé de nuevo -eres tan tierno.
-Si para recibir esos besos tengo que hacer espaguetis tendré que ser cocinero o___o 
-Te los daré más a menudo Paul -dijo riéndome.
-También te los puedo dar yo -dijo besándome de sorpresa, un beso corto, rápido, pero cariñoso. 
-Me parece genial entonces. 
-¡Por cierto! ¿quieres algo de beber?
-¿Qué tienes? 
-Tengo vino- sacó una botella de la cesta, la cual era más grande de lo que parecía. 


-Tú también serías quejica si te cogieran como un saco de patatas.. 
-Pero es de forma cariñosa Beatrice, yo te aprecio mucho -Me acarició la mejilla delicadamente.
-Me puedes llamar Bea -dije sonriendo- y ¿qué tal? -Dije sacando el primer tema de conversación. 
-Pues muy bien, tenemos muchas grabaciones y.. eso. ¿Tú? 
-Bien, estoy coja. -Solía darle muchas vueltas al tema cuando me solía lesionar, como siempre. 
-Ya veo, eso se ve.
-Solo era para aclararlo -me acomodé en el sofá.
-Me parece bien -me volvió a besar la mejilla y entonces fue cuando me atreví a preguntar.
-¿A qué viene ese beso? -pregunté.
-¿No puedo besarte la mejilla? -Preguntó John con asombro.
-Poder puedes- quizá me puse algo nerviosa al decirlo- aunque no sé a qué se debe..
-Pues el otro día nos acostamos, es lo mínimo ¿no?
-Si, pero el otro día fue en una fiesta donde no sabíamos quiénes éramos y qué hacíamos.- A John lo habían invitado a la fiesta, yo era una chica que de suerte entró. Yo era una callejera cualquiera, él era una estrella musical. No teníamos nada que hacer juntos. 
-Pero lo hicimos, y quizá podamos repetir. -Dijo John.
-No creo -desvié mi estado de humor hacia el enfado.
-¿Y eso? -me miró asustado.
-Yo no soy de esas que se acuestan más de una vez con un tío con el que no tiene futuro.-Y era cierto, jamás había dejado que los hombres me utilizaran.- Por eso mis juguetes -dije orgullosa de ser yo las que los utilizaba.
-¿Sólo quieres que nos acostemos? -Creo que andaba algo confundido con lo que había dicho, aún así me enfadé ¿acaso solo había venido a eso? ¿En qué se había convertido mi casa? ¿en un putero?
-No entiendes -dije aún más enfadada. De haber podido, me habría levantado. 
-Si quieres me voy, creo que molesto -dijo John enfadándose él también. 
-Parece que solo has venido para eso, para acostarte conmigo -No pude mirarle a los ojos mientras que lo decía- Si es para eso, puedes irte.
-No he venido para eso.. venía a cuidarte.
-Claro, y luego una cosa llegará a la otra.. 
-No, hoy no -dijo convencido.
-Me cuesta creerlo -lo miré- pero lo haré, tú me cuidarás hoy como si fueras un amigo.
-Vale, no haré nada más -confirmó John. 

-Vale -sonreí. Paul me sirvió en un vaso de plástico y luego hizo lo mismo en otro para él guardando la botella luego. -Vino con espaguetis -comentó- ¿a qué te recuerda?¿Francia o Italia? 
-Pues a ambos, son lugares preciosos ¿has estado en ellos? 
-Si, pero solo en giras, a penas pude observar el paisaje.
-Es como Londres pero con distintas costumbres.
-Algún día iremos. 
-¿Quienes?
-Nosotros, claro -dijo observando su vaso de vino. 
-Tú y los chicos  ¿no? 
-No, nosotros dos, sin nadie más -dijo mirándome a los ojos esta vez.
-¿Nosotros? -sonreí ante dicha idea.
-Claro, imagínate ir a Italia, ¿has visto la película vacaciones en Roma? pues algo parecido. 
-Oh.. que tieerno *-* 
-Con  Francia sería igual -decía aún planeando un viaje imaginario- iríamos a visitar museos y todo ese rollo paseando por las calles.
-O podríamos visitar la torre Eiffel y besarnos arriba del todo -sonreí ilusionada, planeando el viaje con él. 
-No creo que la torre Eiffel soporte el peso de todo mi cariño hacia tí. 
-Y no te olvides del mío Paul
-¡Nos caeríamos! -dijo Paul imitando que estaba asustado- ¡Madre! ¡Ahora sería cierto! ¡El amor mata! -Nos reímos los dos. 
-Entonces mejor eso de subir arriba no, nos quedaríamos en la mitad -seguía planeando- luego iríamos a comer queso y vino, como en las películas. 
-Si y luego .. -me reí- noche mágica.
-¿A qué te refieres con noche mágica? -preguntó Paul extrañado. Me acerqué a él un poco, lo suficiente para morderle de forma cariñosa la oreja y susurrarle al oído. -¿Tú que crees?.
-Ahora mismo creo muchas cosas -dijo riéndose en voz baja- pero tú dijiste.. -Cierto, lo había dicho, no estaba preparada pero después de haber hablado sobre eso con alguien las dudas se habían ido, era Paul, Paul McCartney y estaba preparada. 
-¿Qué..? -le insistí.
-Que no estabas preparada -continuó. 
-¿Acaso nos vamos a ir ahora?
-Quizá me de por llevarte pronto, si me dieran vacaciones- se desilusionó- pero seguramente no me las den, de todas formas, construiría la torre Eiffel aquí, para ti. -Dijo convencido. Lo miré a los ojos y sonreír. Aquellos ojos color verde campo de los Alpes, color que para mi resultaba la paz, color de la imaginación, color de las fantasías. 
-Ya la construyo yo, tengo demasiado tiempo libre -dije aún con la sonrisa en mi, aún observando los colores de sus ojos, los destellos de su pupila negra como la perla. 
-Realmente no creo que haga falta la torre Eiffel -dijo sonriendo y guiñándome un ojo.
-No -Me reí afirmándolo de algún modo. -No creo que haga falta -le devolví el guiño.
-Solo necesitamos un momento romántico -se acercó a mi, observando mis ojos pero su intención estaba en mis labios. -Solo eso -corroboré. Nuestros labios volvieron a juntarse de repente.  -Y que tú estés sola -dijo besándome de nuevo. 
-¿Estás seguro de lo nuestro, Paul?
-Seguro es poco -comentó mirándome- seguro estaba en cuanto te vi limpiándome la camisa que manchó tu amiga en la fiesta. 
-Entonces yo estoy segura contigo -sonreí y me imaginé de nuevo sus labios con los míos, su piel rozando la mía, mis dedos enredados en su fino cabello...
-¿Segura, segura? -se aseguró.
-Más que segura. -Me besó de nuevo al terminar de hablar, de una forma distinta, con más potencia pero más dulzura, con más cariño y más duración. -Oh, Paul- le seguí el beso.

Y siguió besándome con más pasión, pero al rato paró y habló en un susurro- No tiene por qué ser ahora, si no quieres. 
-Cuando tú quieras, confío en ti.
-Entonces podría enseñarte el resto de la casa 1313.
-Cuando quieras -sonreí.
-¿A qué esperamos? -dijo levantándose y ofreciéndome la mano con una reverencia. Aquel momento era mágico y lo guardé en mi mente, en un baúl por así decirlo y lo cerré para que no se perdiera nunca, al igual que todos sus besos, sus guiños y su manera de moverse.  Cogí su mano aceptándola, dejando que me guiase a donde quisiera.
Me enseñó su casa, aunque no prestara atención a nada de lo que pasaba a su alrededor. -Esta es mi habitación -dijo abriendo la puerta con su sonrisa dibujada. 
Estaba ordenada, con su cama, su escritorio, sillones en un extremo, un gran armario, una mediana ventana y todo perfecto, o eso me lo pareció.
-Es perfecta, como tú.
-Gracias, pero no es nada del otro mundo cuando no estás tú dentro -dijo volviendo a probar mis labios y cerrando la puerta a la vez con el pié. 
-¿Tú crees? -pregunté riéndome.
-Lo creo -me besó de nuevo y le correspondí el beso lo mejor que pude. 
-Iré despacio, quiero que te sientas a gusto -dijo besándome el cuello. 
-Vale -sonreí- yo te sigo. 
Paul empezó a tratarme con más delicadeza, suavemente besaba mis labios, mis mejillas, mis orejas y el cuello. Poco a poco avanzamos hacia la cama tropezándonos con ellas y cayendo en el colchón ambos abrazados. 
Empecé a besar su barbilla y su cuello disfrutando de todo el contacto que manteníamos. 






-Entonces.. mm -pensé- haber ¿qué podrías hacer por mí? mm..  -Dije pensando en voz alta- ¡Ah! ¡Si! Para cuidarme -puse cara de ángel- podrías darme masajes en los pies, darme un vaso de agua, traerme el libro que está ahí al lado que podría coger yo pero no quiero, hablarme de ti, llevarme en un unicornio amarillo gay al país de las maravillas- me reí y paré de hablar, pues no podía con la risa. Me olvidé de todo lo demás, lo de antes, y disfruté con aquél momento.
John en cambio se arrodilló y empezó a masajear mis pies -¿Así? -Me quedé estupefacta.
-¿Enserio lo vas a hacer? era broma John, no quiero nada de eso, me basta con que estés aquí.
-¿De verdad? Puedo hacerlo -dijo.
-No creo que me puedas llevar a lomos de un unicornio amarillo gay al país de las maravillas.. 
-Quien sabe... 
-Oh venga John, no quiero que hagas nada de eso, estoy bien, soy una persona normal -o casi- que puedo moverme, siéntate a mi lado y simplemente hazme compañía.
-Como mandes .-se sentó de nuevo- cuéntame algo tú.
-Bueno.. -pensé- no tengo nada que contar, mi vida es completamente normal, cuéntame algo de ti. -Decía interesada por escuchar su voz.
-Pues.. soy un beatle, el beatle listo y apuesto.
-No lo niego. -Se rió.
-Gracias y ya lo sabía. 
-Pero cuéntame algo que no sepa -dije interesada- si eres mi amigo tendré que conocerte. 
-Pues.. -se lo pensó- no tengo novia. -En su rostro se pintó una sonrisa de tonto que me hizo sonreír.
-¿Enserio? ¿Nada? Tendrás algo, una novia, una prometida, una amante, algo tienes que tener, es imposible que tú estés soltero -dije totalmente alucinada porque John estuviera solo, siendo como es. Quizá también fuera porque sabía que yo no tendría tanta suerte, pero no, yo no tenía celos, y no me preocupaba la vida social de John, solo era su amiga. 
-Pues.. tengo mujer y un hijo pero.. -Se encogió de hombros y me relajé. Sabía que tenía algo.. tenía mujer y un.. ¿qué? 
-¿¡QUÉ?! -Grité sin querer- ¿a eso lo llamas nada?
-Es que.. a ella no la amo -se excusó. 
-Cada vez que hablas entiendo menos.. -dije extrañada por tanta información.
-¿Por? 
-Es por.. todo esto -intenté aclararme, ordenar los pensamientos en mi mente en orden alfabético, por colores, o de alguna forma-  me hablas de libertad y luego resulta que estás casado.. -Me callé pensándolo de nuevo- Bueno, cada uno con su vida ¿no? -sonreí- ¿cómo se llama tu hijo? ¿es guapo? ¿cuántos años tiene? ¿Me lo presentarás?
-Se llama John Charles Julian Lennon, pero le llamamos Julian, es hermoso y tiene apenas un año -dijo respondiéndome a mis preguntas, pero le faltó una.
-No me has respondido, ¿me lo presentarás? Juro que no le seré mala compañía. 
-Si, claro -sonrió- cuando quieras. 

-Le enseñaré a dibujar -dije pensando en cómo sería estar con el niño. Jamás me habían gustado los niños, no para mi, pero los de mis amigos me encantaban, me encantaba jugar con ellos y crearles recuerdos. -Sería muy divertido -sonreí. 
-¿Harías eso? -John lanzó una sonrisa emocionado. 
-Siempre me han gustado los niños, luego, en la adolescencia, se vuelven plastas pero sólo con los padres, así que para mi no hay problema, seré su.. -pensé un término adecuado- amiga mayor. Me contará sus secretos y le daré consejos con las chicas -dije entusiasmada. 
-No saldrá con chicas. -Dijo John molesto.
-¿Por qué no? Como todo chico tendrá que tener alguna aventura, no se va a quedar siempre virgen. 
-Puede hacerlo -comentó. 
-¿Entonces? -pregunté- ¿por qué dijiste que no saldrá con chicas? ¿Acaso piensas que le van más los chicos? -Había casos de esos, y me atreví a preguntar. 
-¡Aún menos! -se molestó más y mi mente solo pensaba "Idiota" "bocazas" "mal pensada".. quise golpearme por un momento, sin entender que me hacía preguntar esas cosas, más bien, deseando que John no se molestara conmigo. 
-No pretendía molestarte -me intimidé- solo me entró curiosidad -dije mirando al vacío, poniendo como excusa la verdad. 
-Perdón -se disculpó- no quería sonar así.
-No sonaste mal, yo también defendería así a mi hijo.
-Me gustaría verte con un hijo.. sería muy sexy, y si te quedas embarazada te crecerían los pechos*-*
-¡Ya los tengo muy grandes! -dije sujetándomelos, sin darme cuenta de que podría ser un gesto algo.. algo poco correspondiente a la situación- de todas maneras.. ¿yo de madre? pff falta mucho. -Sería nunca quizá, los niños no entraban en mis planes. 
John empezó a babear mirándome y me di cuenta del gesto que hacía, quité mis manos instantáneamente y lo miré  –haz eso otra vez...
-No lo pienso volver a hacer –dije riéndome- dime tú porqué dijiste lo de tu hijo.
-¿Lo qué?
-Memoria de pez ..  -.- ¿Por qué no puede salir con chicas? –le repetí.
-No quiero que acabe como yo. –Bajó la mirada.
No tiene por qué acabar como tú –Dije acariciándole el pelo para despreocuparle- a lo mejor encuentra a su alma gemela a la primera, o quizá tenga muchas novias y al final encuentre a la definitiva, o puede que falle con alguna, que acabe con la equivocada pero entonces estaré yo para mostrarle sus defectos, seré al contrario de cupido para tu hijo.
-¿Sí? –sacó una sonrisa.
-¡Claro! Si no me cae bien alguna novia de tu hijo haré que rompan.
-Genial –se alegró.
-Además, yo a lo mejor no pueda estar con Julian, pero tú siempre estarás con él, y él te escuchará siempre.
-No creo.. soy sólo un desconocido.
-¿Cómo? Pero si eres su padre –me quejé sin sentido.
-Ya.. pero casi nunca le veo.
-¿No vives con él?
-No.
-y ¿A qué esperas? Tiene un año, por ahora no importa, pero mientras que vaya creciendo se le harán más recuerdos, recuerdos sin su padre.
-No puedo permitir eso.
-Pues no lo permitas, John. No sabes lo difícil que es crecer sin alguno de tus padres. –Dije recordando toda mi vida sin mi madre, o desde los 14 años sin mi padre, sola, sin nadie, sin poder contar mi día, sin poder compartir anécdotas, sin que alguien me explique lo que está bien y lo que está mal.
-¿Cómo lo sabes? –parecía algo pensativo al igual que yo. ¿Acaso él..? No, lo descarté.
-Por nada. –Aparté la mirada, no me apetecía hablar, jamás había hablado sobre esto a personas que no conocía, no ahora.
-Dime- intentó buscar mi mirada.
-No tengo nada que decir –dije cambiando mi tono de voz a uno serio, para que me dejara de insistir.
-No creo eso.
-Pues no lo creas. –Me endurecí, me puse rígida y bajé la cabeza para intentar con todas mis fuerzas no empezar a llorar ¿por qué ahora? ¿por qué hoy después de tanto tiempo?
-Ey.. –se dio cuenta- ¿necesitas algo?
-No necesito nada- dije estallando en lágrimas y levantándome aunque me doliera el tobillo. Me di la vuelta para que no me viera llorar, era incómodo, era algo que no me gustaba hacer delante de la gente, delante de nadie.
-¿Estás llorando? –se asustó.
-No –mentí sin ocultar nada.
-Estás mintiendo.
-No –dije dándome la vuelta, convencida en que podía sonreír de nuevo pero solo pude formar una especie de mueca, con los ojos rojos, pues los notaba así, mirando al suelo para que no se notara tanto.
-Dios, estás fatal. –Se acercó a mi para limpiarme las lágrimas- cuéntame qué pasa.
-No pasa nada- volví a llorar.
-Si que pasa, dime.
-Nada –dije apoyada en su pecho, con los brazos tapándome los ojos- no me pasa nada- volví a decir.
-Si te pasa algo.. dime –empezó a acariciar mi espalda lentamente.
-No quiero hablar de eso, nunca he hablado de eso, no podría.. –No continué, interrumpida por las lágrimas.
-Si puedes –me volvió a secar las mejillas con su manga- hazlo.
-John... yo.. mi vida.. –volví a llorar. No creía lo que estaba haciendo, no creía que le pudiera contar esto.
-Dime Bea –acarició mi mejilla tranquilizándome.
-Mi vida nunca ha sido del todo fácil –empecé a narrar tranquilizada con su contacto. -Mi madre murió al nacer yo, su familia me echó la culpa a mi y a mi padre.
-¿Por qué? –dijo en voz baja.
-Pensaron en que yo no debería haber nacido, y el culpable era mi padre, eso decían, pero él siempre afirmó que mi madre y él habían estado enamorados y que los dos querían tenerme- me limpié las lágrimas con mi manga del jersey- Pero con eso crecí y supongo que pude acostumbrarme, luego continuó.
-¿Con qué continuó, Bea? –Se notaba algo preocupado por cómo podía continuar la historia.
-Mi padre no podía mantenerme, por lo que estaba todo el día trabajando, yo siempre andaba sola por la ciudad.. –suspiré- tenía muchos amigos mayores que yo- sonreí al recordar por lo menos algo bueno- pescadores, señoras.. todos eran buenos conmigo. –Continué- Luego tenía la escuela, una religiosa que no me gustaba nada, pero allí me sentía acompañada- Seguí sin expresión en mi rostro, mirando a la nada, intentando recordar lo que había intentado ocultar desde hace años. Quizá estaba hablando demasiado. –A mi padre lo echaron del trabajo, vinimos a Londres a encontrar otro. –Continué y me daba igual todo, necesitaba esto, John lo entendería.-Pero tampoco termina aquí.
-¿no? ¿Hay más? –John cada vez parecía más sorprendido, quizá no se esperara tantos males en mí al estar todo el día sonriendo.
-A los días mi padre murió –dije respirando hondo- dejándome sin dinero, sin donde vivir en una ciudad completamente desconocida, sólo tenía.. nada, no tenía nada, sólo 14 años.
-Dios.. ¿qué hiciste? –Se asombró, siguiendo en contacto mi espalda con sus manos.
-Tuve que aprender inglés, y a sobrevivir viviendo entre cartones en la calle o colándome en la azotea de algún edificio para recibir el calor de una chimenea.. Aprendí a robar, a estafar y conocía a mucha gente. Cada vez más amigos me ofrecían comida de vez en cuando, incluso algunos podía hacerles algunos trabajos limpiando sus coches. –Recordé a los señores estúpidamente enamorados de sus autos- No tuve buena compañía por algunas épocas hasta que cumplí 18 e intenté llevar una vida honrada trabajando de camarera y vendiendo algunas pinturas como sea. Jamás conté mi historia a nadie –siempre solían saber que era huérfana, nada más- jamás he hablado de esto con nadie –decía volviendo a llorar, observando la expresión de John ¿Y si no iba a ser lo mismo ahora?


Empezó a acariciar mi cuerpo lentamente y a besarme los hombros mientras que me bajaba los tirantes del vestido.
-No soy muy guapa, te aviso –le advertí.
-¿Bromeas? ¿Alguna vez te han dicho que pareces una actriz de cine?
-No –me reí ante su comentario.
-Pues eres una modelo, una actriz de cine, una musa –empezó a definirme con conceptos elogiantes.
-Gracias Paul –logré sonrojarme.
-Eres hermosa, y deberías de saberlo.
-Gracias Paul, de verdad –sonreí alagada.
Empezó de nuevo con los besos seguidos de una sonrisa. Acarició toda mi espalda con la palma de la mano mientras que yo jugué con su corbata y se la quité, junto con su chaqueta.
Empezó a acelerarse un poco al ver que yo ya estaba quitándole poco a poco la ropa y abrió mi cremallera del vestido bajándola para que se cayera.
Yo me entretuve con su camisa, desabrochando uno por uno cada botón. Sus labios empezaron a besar todo lo que alcanzaban como mis labios, mi ombligo, mis hombros y de un movimiento nos centramos en la cama.
-Quítame ese vestido, creo que sobra.-Dije sin pensarlo. Quité su camisa del todo y besé todo su pecho.
-Eres hermoso –pude comentar mientras seguía descubriendo su pecho con los labios.
-Tu cuerpo es.. como una escultura –dijo Paul- perfecta.
Sin darme cuenta habíamos empezado por la ropa interior, y Paul se había tumbado encima mía para besarme mejor el cuello. Yo sin embargo no era capaz de decir nada coherente, solo suspiraba a ratos disfrutando del contacto que teníamos el uno con el otro.
Y de la nada se empezó a mover, movimientos lentos sobre mi.
Su piel se convertía en mi piel, sus manos en las mías, y poco a poco llegamos a fusionarnos en un ser, un ser perfecto, un ser que solo sentía mil maravillas en él.
-Eres preciosa –decía entre beso y beso.
El reloj seguía moviéndose, por un momento me pareció que se había roto de lo rápido que iba pero al lado de él el tiempo no se contaba en minutos, ni en horas, el tiempo fluía como una catarata a toda mecha.
-¿Te ha gustado? –preguntó al recostarse a mi lado.
-Mucho.. –lo pensé mejor- demasiado Paul.
-Me alegro –me miró con su sonrisa- entonces podremos repetir.
-Cuando quieras. –le dediqué otra sonrisa.
-Ahora necesito descansar –dijo besándome la mejilla y yo me desilusioné un poco al oír su manifestación.
-Como no, mejor me voy..
-¿Por qué? –preguntó rápidamente.
-No quiero molestar.
-¿Molestar? No molestas, solo necesito coger un poco de aire, nada más –se rió.
-Ams, vale –me reí ante mi ocurrencia.
-Estás preciosa cubierta de sábanas. –Dijo recorriendo mi cuerpo con la mirada.
-¿Lo estoy? –sonreí- tu estás... –Solo pude suspirar al pensar en lo perfecto que estaba con el cabello alborotado, sin ropa, sobre la cama apoyándose en su mano.
-Vaya, gracias por ese –Intentó imitar mi suspiro. 
-Eso es que estás demasiado genial –le expliqué riéndome.
-Vale, entonces tú también estás –Volvió a suspirar.
-Que tierno –Me reí y pensé en las veces que le había dicho lo mismo pero, era verdad. Besé sus labios con delicadeza de nuevo, eran como imanes que me atraían.
 -Me haces feliz. –Me quedé sorprendida ante sus declaración.
-Tú me haces ser.. –pensé algo, pero lo mejor que se me ocurría era- yo misma.-sonreí.
-Y tú me haces ser diferente, pero en plan que... me gusta –volvió a sonreír satisfecho.
-¿Si?
-Si, me haces sonreír cada mañana, y mira que llevamos muy poco tiempo desde que nos conocimos.
-¿Piensas en mi?
-Si, desde que te conocí.
-He tenido suerte al encontrarte –dije casi baboseando al verlo.
-La suerte la he tenido yo, amor. –Dijo besando la punta de mi nariz y me recordó a una historia de princesas con su príncipe azul. Amor de sus labios sonaba como una banda sonora que no me cansaba de escuchar. –Siento como si te conociera desde siempre-dijo sonriendo, de nuevo.
-Y yo a ti, es como mágico, como con... mi único novio –bajé la mirada avergonzada al comentar lo
último.
 -¿Cómo era tu relación con él? –Dijo algo distinto, como si no le gustara imaginárselo.
-Bonita, por lo menos para mis ojos –dije- pero yo no era suficiente..
- Cabrón –Dijo sin detenerse Paul- ¿puede haber gente así? –Pensó algo y se calló.
-Si, mucha gente.
-Pues como lo vea por la calle lo voy a.. a pegar, a ese hijo de su madre –dijo furioso, lo cual me hizo gracia- ¿cómo pudo hacerte daño?
-Haciéndolo, como todos.
-Sabes que siempre estaré ahí contigo, yo jamás haré eso –De repente siempre me pareció muy poco.
-  ¿Prometido?
-   Prometido –me besó de nuevo.
-Gracias Paulie –Suspiré y cerré los ojos.
- ¿Enserio no has trabajado de modelo? –se sorprendió Paul.
-Nunca ¿Por qué iba a hacerlo?
-Porque estarías perfecta en cualquier fotografía.
-No se yo –dije riéndome.
-Te lo aseguro, te harías famosa –lo pensó mejor- pero mejor no seas modelo, que si no todo el mundo te conocería y te querrían robar de mis brazos –y como lo dijo me encarceló entre ellos formando un abrazo.
-Nadie me quitará de tus brazos –le aseguré.
-Espero que no –deseó- no lo soportaría. –Me abrazó aún más fuerte y luego me colocó encima suya para estar cara a cara. –Eres perfecto Paul McCartney.
-Perfecto ahora que estás tú en mi.
-Perfecto que ahora somos nosotros, perfecta nuestra unión.
-Exacto –contestó- entonces.. ¿qué somos?
-Nosotros, tú y yo –dije sin entender.
-Quiero decir.. –se intentó expresar- ¿qué soy yo para ti?
-Mi Paulie, mi chico ¿no?
-Pero, quiero saber que soy para ti, soy... ¡Ah! ¡Que mierda! ¡Voy a hacerlo bien! –dijo riéndose.
-¿Qué? –me quedé extrañada ante su comportamiento.
-Mary ¿querrías intentar ser mi novia?
-¡Si! –contesté emocionada.
-Mary y Paul.. suena bien ¿eeh? –dijo besándome.
-Más que bien *-*  nosotros.
-Nosotros –repitió- suena genial.
-Cierto- abracé su pecho.
-Podría estar aquí por siempre.
-Y yo abrazarte por toda la vida.
-¡Paul! ¿estás ahí? –gritaba una voz desde fuera.
-Mierda, es Ringo.. –se quejó Paul. 

-Déjale pasar.-Pedí. –Que importa- dije riéndome sin saber que hacía y lo abracé más fuerte.
-Lo que mi chica desee –me besó en la frente- ¡Puedes pasar Ringo! –dijo tapándose con las sábanas, igual que hizo conmigo.
-Adelante Ringo –dije sonriendo de lo feliz que me encontraba en aquel lugar. Me apoyé en el pecho de Paul y vi como Ringo se adentraba en la habitación.
-¿Estás con alguien? –llegó a preguntar y yo me reí cuando se dio cuenta de que me encontraba yo. -¡Ah! ¡Tapaos un poco! –se quejó- Hola Mary –saludó tapándose los ojos para no ver nada cuando no había nada que ver.
-Hola Ringo, que nombre tan curioso ¿cuál es el tuyo de verdad?
-Richard –respondió con los ojos aún tapados.

-Ringo, puedes mirar, estamos tapados –dijo Paul con su voz cálida como una brisa de verano o como la estufa en invierno.
-Por si acaso –repitió el de los ojos azules cubiertos con sus manos llenas de anillos.
-¡Qué bonito! Richard –dije yo pensando en su nombre.
-¿Qué querías Ringo? –preguntó Paul.
-Solo quería saber si estabas.. –dijo riendo- aunque creo que si que estabas y acompañado 1313
-¿Siempre sois así? –pregunté riéndome al oír la insinuación de Ringo y su guiño juguetón.
-Ellos son unos puercos, yo.. yo soy el batería –dijo Ringo riéndose con los ojos aún tapados.
-Si, casi siempre son así –contestó Paul.
-Puedes destaparte los ojos Richard –Sonreí al verlos a los dos en la habitación y al ver a Ringo aún con los ojos tapados.
-No confío en nadie con eso, desde que John me dijo lo mismo y resulta que NO podía mirar -.-
-Ahora sí puedes, confía en mi, Richard –repetí su nombre al levantarme y fui hasta él a darle unas palmaditas en el hombro, ya incluso vestida.
-¡Ah! –saltó Ringo- ¿desde cuándo estás de pié?
-Estamos vestidos ya –dijo Paul.
-Pobrecito. ¿Ves como no pasó nada? –pregunté sonriendo.
-Yo soy muy pobre –dijo Ringo imitando una cara angelical con sus ojos azules grandes los cuales hacían mejor resultado.
-Por eso esa camisa nueva –dijo Paul señalando la camisa roja de Ringo riéndose.
-Es muy bonita, resalta tus ojos. –El rojo hacía un bonito contraste con sus ojos de mar.
-Gracias preciosa –se inclinó para coger mi mano en modo de reverencia y besármela con elegancia.
-Eh eh eh eh eh eh eh eh –le paró Paul.
-No pasa nada, Paulie.
-Mejor tener a los perros con correa e_é –dijo Paul en modo de burla.
-No es un perro, Paul.
-No me conoces aún –habló Ringo y empezó a aullar como un lobo- ¡Oh! ¡No! ¡Luna llena!
-¿Lo ves? –decía Paul riéndose.
-¡Oh Dios! –me puse detrás de Paul escondiéndome del “hombre lobo” –Protégeme –le pedí.
-Yo te protegeré amada mía –Paul empezó a usar su brazo como espada.
-Miau –maulló Ringo imitando un gato mimoso lo que me hizo reír aún más. -¡Qué tierno! –dije revolviendo el pelo de Ringo, dejando de ocultarme detrás de Paul.
-¡Buajajajajajaja! –sus carcajadas me daban miedo- ¡Rapto a la chica! –Dijo Ringo al cogerme como un saco y saliendo corriendo. -¡Ringo! –oí decir a Paul. -¡Socorro! –gritaba yo pataleando y sorprendida.
-Te llevaré ante mi amo –su risa malvada volvió a surgir mientras que bajaba las escaleras.
-¡Ringo, te mataré! –gritaba Paul por detrás.
-¿Amo? ¿Qué amo? –pregunté algo asustada- ¡Paul!  -Y la risa de Ringo volvió y de repente me vi en los aires. -¡Ringo! –gritó Paul al verme lanzada por los aires. Al caer en el sofá, me convencí de que Ringo sabía de que iba a aterrizar en aquel lugar y no en el suelo y pregunté- Paul ¿quién es su amo?
-¡Yo! –Gritó alguien a mis espaldas saliendo del sofá donde se resguardaba escondido.
-¡George, te mataré ahora a ti! –dijo Paul entre risas y ¿enfado?.
-¡Ah, Dios! ¡Qué susto!.
-¡Tendrás que pagar el rescate! –dijo Ringo interponiéndose entre Paul y yo. Situándose en la distancia que nos alejaba el uno del otro, yo en el sofá con George detrás y él a unos pocos metros con Ringo delante.
-¡Eso! ¡La hemos raptado! –dijo George situando el sofá como un muro, aislándonos más. –Hola, preciosa  ;)  -Me dijo al oído.
-¡Paul! ¡Paul! –gritaba imitando a una princesa en apuros, aunque no podía evitar reírme mientras intentaba apartar a George de mi oído.
-¡Qué malas pulgas tiene! –Gritaba George.
-Bla bla bla –me quejé riéndome- ¡Paul!
-¿¡Qué le has hecho?! –preguntó Paul al otro lado del sofá utilizado como muralla, intentando librarse de Ringo.

Y entonces se cayó encima del sofá, o eso pude sentir y el sofá se derrumbó encima de George y de mi.

-¡Auch! –se quejó George- ¡Socorro! –grité yo.
-Ringo al rescate de la damisela –dijo.
-¡Paul! –grité desde debajo de George.
-¡Ya voy! –gritó él, apartando a Ringo y al sofá.  -¿Estás ahí? –preguntó al sólo ver a George quien me ocultaba. 

-Debajo de éste. –dije intentando apartarlo- George, quita para que pueda salir –lo empujó Paul. –Gracias Paul –dije al salir- ¡Ja!
-George, nuestro plan ha fallado –dijo Ringo riéndose.
-Soy un héroe –dijo Paul poniéndose de pié encima de George- ¡No me toques con tus sucios zapatos McCartney –dijo George apartándose rápidamente.

Abracé por detrás a Paul y le besé en la mejilla- Eres MI héroe, Paulie.
-Qué carameloso, por favor –se quejó Ringo- apenas os  conocéis.
-Nos conocemos más de lo que creéis –contestaba Paul contento.-Si- me reí. –Mucho más- acaricié el pecho de Paul desde atrás.
-Entonces, si es así, ya estás entre las beatlesgirls –dijo Ringo contento.    -Si, ya es una más –afirmó George con el mismo entusiasmo.
-¿Beatle.. qué? -pregunté sorprendida. 
-Beatle-chica -explicaba George- son las chicas de los Beatles, ahora eres una de ellas ;) 
-¡Celebremos! ¡Fiesta! -Dijo gritando Ringo.
-No, otra fiesta no -respondió George. - ¿Qué tal una cena?
-Estás todo el día pensando en comida ¬.¬  -se quejaba el de los ojos azules. 


Ey Bea, sabes que me tienes aquí para todo –rozó suavemente sus dedos con mi mejilla- no te preocupes, puedes confiar en mi –intentaba relajarme con palabras, lo extraño era que lo conseguía, poco a poco se suavizaba mis llantos, y mi respiración volvía a la normalidad.
-No me gusta llorar –expresé- me siento muy pequeña, me siento con pocas fuerzas..
-Pero me tienes a mi para darte las fuerzas que necesites –Me abrazó fuertemente y me apoyó en su pecho.
-No deberías haberme obligado a hablar –dije, sin darme cuenta, abrazando más a John- Gracias –dije en un susurro que salió solo.
-Hablaste porque quisiste Bea –me estrujó muy fuerte entre sus brazos, y no me importó.
-Si no hubiera hablado tú me habrías estado todo el día exigiendo –dije sin separarme.
-Pero es porque me importas –afirmó John y parecía convencido de lo que decía.
-Gracias –le dije mirando sus hermosos ojos castaños, muy cerca de él, tanto, que nuestras respiraciones se juntaban –gracias por escucharme, supongo que no lo conté porque no tenía a quién contarlo.
-Ahora sí tienes, me tienes a mi.
-Lo sé –dije acercándome más ¿qué hacía? Las preguntas flotaban en el aire, transparentes sin que yo les prestara atención. Dejé muy poca distancia entre nosotros, era tan poca la distancia que incluso lo besé.
Ambos, yo por lo menos sin darme cuenta, seguimos con el beso como si nada.
-¿Sabes? Me gusta demasiado que hagas eso, Bea.
-Yo también estoy empezando a acostumbrarme de tus labios.
-¿De verdad? Son algo pequeños.. –me reí.
-Encajan perfectamente con los míos.
-Eso es verdad –confirmó volviendo a mis labios, cuales se juntaron de nuevo como piezas de puzzle que vuelven a encontrarse.
Correspondí aquél beso, haciendo que se sentara de nuevo en el sillón y yo encima de él, continuando aquél beso sin escrúpulos ni interrupciones hasta que al darme cuenta de lo que hacía, lo que hacíamos mejor dicho, hablé –John..
-¿S-si? –Me besaba el cuello al mismo tiempo.
-Dijimos que solo amigos –le recordé.
-Cierto –se detuvo. Me cogió por la cintura e hizo que me sentara a su lado y no encima de él.
-Supongo que nos hemos dejado llevar –aún sonreía, lo podía sentir, mi sonrisa se arqueaba pensando en el beso.
-Si, como siempre ¿no?
-Será porque me gusta mucho sentarme en tu regazo –dije sentándome de nuevo sobre él, algo que le había cogido gusto y no podría hacer nada para evitarlo.
-Y a mi me encanta que lo hagas, así puedo oler tu dulce perfume.
-John, no llevo ningún perfume –me reí apoyando la cabeza en su hombro.
-Pero es tu perfume natural, que huele mejor que el perfume más caro del mundo, Beatrice. –sonrió y yo volví a reírme en su hombro. –Te quiero. -¿Qué acababa de decir? Se me había escapado y mi cara cambió en un instante, deseando haberme callado ¿cómo se me ocurría decir algo así? ¿qué había pasado? –Es decir ... –intenté rectificar- no he dicho nada. –Dije apretando los labios, como si así aprendieran a no volver dejar escapar nada parecido.
-¿Me has dicho te quiero Beatrice? –se hizo el sorprendido y juraría que me puse nerviosa por un momento, esperando su reacción- yo también –me guiño un ojo al hablar.
-Yo no he dicho nada –continué hablando- ... espera –levanté la cabeza para mirarle mejor, por si era una especie de broma- ¿Qué has dicho?
-Lo que has oído, no te sorprendas tanto –se rió.
-Nunca había dicho eso a nadie y ahora tú me dices a mi que... ¿me quieres? –No podía no estar sorprendida, aquellas palabras encadenaban.
-Claro Beatrice –estaba empezando a acostumbrarme a su voz pronunciando mi nombre, con su tono, con su timbre, con su volumen, con su intensidad y con su acento- eres muy especial –me revolvió el pelo con sus manos.
-Es raro.. –admitía yo.
-¿Por?
-Es raro lo que siento –Jamás había manejado bien aquello llamado sentimiento- te quiero –dije extrañada, como probando aquellas palabras- es raro decirlo.
-Ahora ya tienes a quien decírselo, pequeña Bea.
-Supongo que ya podré permitirte pasar una tarde conmigo, cuidándome y que tengamos que ser solo amigos. –Dije mientras que lo besaba en la mejilla muy cerca de los labios y  riéndome.
-¿Si? –Sonrió emocionado.
-Si –contesté asintiendo.
-Genial, ¿cuándo repetimos?
-Cuando los sapos bailen flamenco –respondí riéndome- cuando tú quieras –dije finalmente.
-¿Los sapos bailan?
-Claro –afirmé- flamenco. –Busqué sus labios para besarle- ¿no lo sabías?
-No, ¿qué es “flamenco”? –intentó imitar el acento de la palabra.
-Un estilo de baile- intenté explicar- en mi ciudad natal se bailaba mucho y se cantaba, era muy divertido aunque algo raro, te lo bailaría, pero tengo el tobillo malo –dije riéndome sabiendo que nunca bailaría delante de él, y menos flamenco, del cual nunca había estado muy familiarizada aunque venga de familia.
-Algún día lo bailarás para mi.
-Claro, algún díaa..
-Más  vale, quiero.. verte bailar*-*
-Sinceramente, no bailo bien, nada bien.
-¿Y? Sólo es moverse.
-No se moverme, soy alguien patosa sin más poder.
-¿Y cómo caminas? –preguntó John.
-¿Ahora?.. cojeando xd
-¿Y cuándo estás bien?
-Nunca estaré bien –dije dramatizando- ¡Me pondrán una pata de palo! Guay, ¿eeh?
-¡Yo también quiero! –gritó John.
-No puedes, no eres un pirata como yo ;P
-Si soy, arrr –intentó imitar a un pirata, pero no le salía nada por el estilo y me reí.
-Cómo máximo llegarás aaaa.... ¡Una leyenda del rock! –decía incorporándome encima de él en el sillón besándolo para luego continuar- si, tú serás estrella del rock.
-Bueno, me conformo –me besó de vuelta y sonrió. –Algún día te llevaré a nuestra casa ¿vale? –ofreció John.
-Yo tampoco soy una pirata- confesé pensando en mis pensamientos, sin prestar mucha atención.- pero seré alguien importante como...
-¡Cómo yo!
-Nadie me escucharía cantar –me reí.
-Quién sabe ;)
-¿Has dicho algo sobre tú casa?
-Sí, que algún día te llevaré allí.
-¿Para qué? ¿Para qué rompa algo con mi torpeza? –Dije- o.. ¿te refieres a la casa para conocer a Julian?
-A ambas –sonrió.
-Pues me llevaré un bate de béisbol –se me ocurrió.
-Como quieras.
-Romperé cosas, sin querer, jugando al béisbol con Julian, dos moscas de un tiro. –dije riéndome- aunque tendrás que jugar tú.
-Vale, jugaremos los tres.
-Será divertido, pero, ¿cómo podrá jugar un niño de un año al béisbol?
-Con un mini bate de béisbol –se rió.
-De todas formas, yo suelo hacer muchas trampas jugando, no podréis conmigo ;)



- ¿Por qué otra fiesta no? No tiene por que ser como la fiesta en la que nos conocimos... yo ya no soy así - acaricié el pelo de Paul - mandé a mis amigos a la mierda el otro día, ya no soy una de ellos. –Afirmé.
-No me refería a esas fiestas, esas fiestas sí que no... -Yo me refería a NUESTRAS fiestas -le interrumpió Ringo
-Creéme, no iríamos a la fiesta -decía Paul
- Jajaja parece que nadie ha oído que ya no tengo amigos - me hice la triste
-Es que no es verdad -decía Ringo- me tienes a mi 1313
-Y a mi, preciosa doncella 1313 -decía George
-EH EHE EH EHE HE CHICOS.. ¬¬ -les paró Paul.
- ¿Sí? - Sonreí - ¿a los dos?
-Claro ^^-decían
-Y supongo que John también le agradarás, después de lo que has hecho por él..
- ¡genial! Sois mejores que los últimos :)
-Siempre somos mejores -decía Ringo remangándose las mangas en señal de superior, en modo de broma.
- Jajaja ¡sí! Y tengo un novio perfecto.
-Pues claro -decía imitando el gesto de Ringo
- Y luego estoy yo ;)-decía George imitando a los demás, parecían todos unos muñecos
- Sois tan guapos y tan reales - les revolví el pelo a los tres
-Gracias -decían al unísono
-Como muñecos ;)
-Oye! somos de diseño -se quejaba Ringo
-Si, nuestro dueño se llama John, John Lennon jajajajaja     
-Aunque es más dueño de Paulie 1313 -decía Ringo      
- ¿que queréis decir con eso? –Pregunté asustada.
-Que ellos mantienen un romance, son las bromas de John, somos una "familia"
-Yo soy el perro- admitía Ringo
-Yo el hijo único -decía George
-Si, yo soy el esposo o la mujer no se... John es raro -admitía esta vez Paul
- ¿Y yo que soy ahora? ¿tu amante? ¿La niñera?
-¡Serás mi niñera! -decía George entusiasmado
-Una niñera sexy - Paul me besó cogiendo mis caderas con delicadeza. 
- ¿Sí? - Le acaricié la mejilla - ¿tú crees Paulie? - Posé de una manera que yo creía sexy, o como veía posar a las modelos en las revistas..
-Claro que sí -decía con los ojos abiertos recorriéndome todo el cuerpo
-Guau –Ringo imitaba a un perro, por ahora.
-Papá tiene una aventura con la niñera :S
- jiji - besé en la frente a George - no se lo digas a tu mamá pequeño
-Mamá es lista, sabrá por ella misma -decía él acariciando a la vez a Ringo
- No, porque la niñera disimula muy bien ;)- moví el culo delante de Paul y le guiñé un ojo
-Si haces eso claro que no se dará cuenta -decía George sarcásticamente
-A mi no me importa que lo hagas -decía Paul
- Jajaja como le va a importar? ;)
-Se divorciará -comentaba el "perro"
-Aaaaaaah! -gritaba riendose George
- ¿Que pasa? ¿Por qué aaaah? ¿No me quieres como mami? D:
-Es que mami vieja le quitará el dinero a mi papi y entonces papi no podrá comprarme el helado que tanto quiero -decía mirando a Paul
- Te lo compro yo - sonreí - todo para mi niñito, y te daremos muchos hermanitos :3
-¿Hermanos dices? -preguntó Paul
-¡Hermanos! jajajajajaja. -La risa de George aumentaba de volumen.
-No, más niños que me tiren del pelo >.< -se quejaba Ringo, pero no me entretuve en la reacción de los chicos, más bien en la que tenía Paul.
-S-sí ¿dije algo malo? 
-Yo no te tiro del pelo -dijo George enfadado.
-¿Está mal lo que dije? -insistí.
-Solo que.. ¿niños? ¡Buah! tengo una familia extensa ahora de la nada -se reía Paul y me tranquilicé soltando un suspiro.


- Los Lennon podemos con todos señorita, ve aprendiéndolo - John me revolvió el pelo con su mano. 
-Hasta ahora habéis podido con todo, pero he llegado yo.. tengo poderes oscurooos -dije con voz fantasmal.
- Si son tan sexys como... tus otros lados poco explorados y oscuros, quiero verlos - dijo John, mirándome de forma pervertida lo cual me hizo gracia.
-Creo que ya has sido capturado con mis poderes -dije bromeando- tu hijo también caerá en mis redes con mis encantos sobrenaturales de amiga ;)
- Solo de amiga e___é
-Seré su mejor amiga -lo di por echo, siempre y cuando tu esposa me deje...
- Cyn lo hará, aún que supongo que sospechará que tienes algo conmigo -¿Qué teníamos? 
-¡No seas tonto! soy muy experta en ocultar secretos, solo necesito a otro beatle que haga de mi novio y ya está.
- O sea...que hay algo entre nosotros e.e -Eso mismo me preguntaba yo. -¿Hay algo? hemos dicho que somos amigos -dije despreocupada.
- Pero tú has dicho que lo sabrás ocultar ¿ocultar qué? - Sonrió triunfante como si hubiera ganado.
-Ocultar que nos llevamos taaan

bien -le dedicó una sonrisa- puedo imitar a una enemiga tuya si quieres.
- ¡No! Prefiero que imites a mi novia.
-No voy a imitar a tu novia -dije jugando con los dedos de John. No eramos novios, aún no llegábamos a amigos, pero aquel chico tenía algo que me hacía comportarme como yo y hablar y hablar sin parar.- no delante de tu esposa, no quiero crear problemas.
- Jajaja era broma ;)
-Sería una buena enemiga tuya -decía imaginándose que lo éramos - aunque jamás podría durar mucho..
- ¿Y eso?
-No sé, no creo que tengamos tanto por lo que discutir -enredé mis dedos con los suyos- Cierto, tenemos más por lo que...besarnos. -Lo besé rápidamente para demostrar su teoría- ¿Por qué?. 
- Porque nos atraemos -Me guiñó uno de sus ojos. 
-¿Y por qué específicamente me tienes que atraer tú? ¿o por qué te tengo que atraer yo? -dije sonriendo.
- Porque eres hermosa y yo soy...John :)
-¿Solo eso? Vamos, eso me da mucho de que pensar y planear ... -Solo le atraía eso, el físico. No sabía exactamente por qué me decepcionaba aquello. Separé nuestras manos entrelazadas y empecé a acariciar su pecho cubierto con la camiseta.
- ¿como qué Bea? - Sonrió maliciosamente.
-Pues tendremos que conocernos más si sólo TE atrae el físico.
- Me atrae TODO de ti
-Eso lo dices ahora, todavía no conoces mis defectos ni mis virtudes, al igual que yo no te conozco a ti.
- Pero me pareces perfecta.
-Como te he dicho antes, eso te parezco ahora ¿y si tuviera una manía insoportable? ¿qué harías? es más, ¿y si matara a personas? podría ser una espía o algo.. al igual que tú ¿y si eres un espía? e____é
- Soy un beatle, ¿me ves pinta de espía?
-Podría ser una tapadera.. ¿¿y si realmente no eres John Lennon?? e____é a lo mejor al real John Lennon lo han enviado a una galaxia en otra dimensión o___O
- ¿Y como te demuestro que soy John Lennon?
-Bueno, a lo mejor he conocido al que se hace pasar por John Lennon.. y no conozco al real John Lennon -mis paranoias se apoderaban de mi. 


-Continuará... -


...............................................
...................................................

.........................................................


Gracias a todas por leer ^^   Os dejamos el vídeo de la canción del título, bueno, os dejamos dos, uno en español  y otro en la versión original :D